viernes, 19 de diciembre de 2008

EL VALOR DEL SUFRIMIENTO


“Las BAJAS en la GUERRA ESPIRITUAL”
Y el Valor del Sufrimiento.

“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”
(2 Timoteo 2:3).

En toda guerra natural, existen bajas de la guerra, soldados que son heridos en batalla. Algunos se recuperan de sus heridas para regresar al campo de batalla. Otros se convierten en bajas permanentes. Lo mismo ocurre en la guerra espiritual en la cual estamos comprometidos.
Los soldados cristianos no son inmunes a los ataques de Satanás, ni están exceptuados de los efectos del sufrimiento. Muchos de nosotros no deseamos hablar sobre el sufrimiento. No escuchamos de un gran acuerdo para predicar sobre el respecto. Preferimos escuchar mensajes sobre la victoria y la prosperidad, y estas cosas son buenas, en la medida que son parte de la revelación de Dios. Pero evitamos el tema del sufrimiento porque hay cosas sobre él que son difíciles de entender y difíciles de explicar. Pero la Biblia no es tan sólo un libro de promesas relacionadas a la vida abundante. Es un registro del sufrimiento, tanto de los justos como de los injustos.

Cuando Jesús estuvo en la tierra y habló del sufrimiento que estaba por enfrentar en la Cruz, muchos de Sus seguidores desertaron (Juan 6:55-66).
Habían esperado que el Mesías reinaría en poder y en gloria. En su lugar, habló del sufrimiento. Ellos no podían entender esto, por lo que dejaron de seguirle.
Si no entiendes el sufrimiento, puede que tú también te arrepientas de seguir a Jesús cuando enfrentes dificultades. Te convertirás en una baja de la guerra en lugar de un conquistador. Esta lección trata de las “bajas de la guerra”, aquellos que han sido heridos en batalla. No aprenderás solamente cómo tratar con el sufrimiento por ti mismo, sino también cómo orar por otros que experimentan dificultades.

LA FUENTE DEL SUFRIMIENTO.

Dios no creó el sufrimiento. Originalmente entró en el mundo mediante el pecado del hombre que fue instigado por Satanás (Génesis 3). Cuando el hombre sucumbió a la tentación de Satanás y pecó, el pecado entró en el mundo.
Por lo tanto, el pecado que resultó en el sufrimiento puede ser adjudicado a Satanás. Aunque hay varias razones por las cuales el pecado entra en tu vida, todo el sufrimiento puede derivar de esta fuente original. Pero felizmente, en la vida de un soldado cristiano, Dios puede tomar el sufrimiento, que Satanás puede pensar para el mal, y convertirlo en bien para cumplir Sus propósitos.
El puede convertir una víctima en vencedor.

LAS RAZONES PARA EL SUFRIMIENTO.

La Biblia tiene mucho que decir en relación con el sufrimiento, problemas y aflicciones. Resumiendo sus enseñanzas, descubrimos cinco maneras en que el sufrimiento puede entrar en la vida de un creyente. Todo el sufrimiento que enfrentas en la vida vendrá mediante alguna de estas circunstancias:

MEDIANTE OTROS ALREDEDOR DE TI.

El sufrimiento y las circunstancias difíciles de la vida pueden venir mediante otros alrededor de ti. José es un ejemplo de este tipo de sufrimiento. Sin ninguna falta de su parte, José fue vendido para Egipto por sus hermanos, fue puesto en prisión falsamente, acusado por la esposa de Potifar, y fue olvidado por aquellos que ayudó en prisión.

Escucha su respuesta. José dijo:
Ahora, pues, no se entristezcan ni les pese haberme vendido acá, porque para salvar vidas me envió Dios delante de ustedes. Dios me envió delante de ustedes para que puedan sobrevivir sobre la tierra, para darles vida por medio de una gran liberación” (Génesis 45:5,7).

Una manera en que el sufrimiento viene a la vida del soldado cristiano por medio de otros alrededor de él es mediante un Falso Testimonio, injuria, Calumnia o chisme. Mucho sufrimiento viene a causa de lo que dices de otros, y de lo que ellos dicen en relación contigo. La lengua es la más poderosa de las armas, y puede crear muchas bajas de guerra por las palabras que habla.

CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA

La segunda manera en que el sufrimiento viene a ti es mediante las circunstancias de la vida. Esto es ilustrado por las experiencias de Noemí registradas en el libro de Ruth en la Biblia. Ella fue amargada por las penas debido a la muerte de su esposo e hijos.
Hasta que Jesús regrese y el enemigo final, la muerte, sea conquistado, la muerte es parte de la vida. La muerte entró por medio del pecado original del hombre y
es una circunstancia natural que todos enfrentaremos, “porque está dispuesto que los hombres mueran una vez” (Hebreos 9:27).

Cuando Noemí experimentó estas difíciles circunstancias de la vida, dijo
“no me llamen más Noemí (que significa bendecida), sino Mara”. El nombre
Mara significa “amargo”. Noemí estaba experimentando aguas amargas.

TU MINISTERIO.

La tercera causa para el sufrimiento es debido a tu ministerio para el Señor.
El Nuevo Testamento habla del sufrimiento
por amor de Su nombre (Hechos 9:16),
en nombre de Cristo (Filipenses 1:29),
por el Reino de Dios (2 Tesalonicenses 1:5),
por el Evangelio (I1 Timoteo 1:11-12),
por hacer el bien (1 Pedro 2:19-20; 3:17),
por la justicia (1 Pedro 3:14),
como cristiano (1 Pedro 4:15-16), y
conforme a la voluntad de Dios (1 Pedro 4:19).

El apóstol Pablo es un ejemplo del sufrimiento que resulta del ministerio. Algunas personas ven al sufrimiento como una señal de falta de fe. Si esto es cierto, entonces el apóstol Pablo no tenía fe y fue el mayor fracaso en la historia de la iglesia. Pablo dijo que mientras estaba en Asia fue tan increíblemente dañado que perdió toda esperanza en la vida (2 Corintios 1:8). Él presenta una imagen diferente que aquella del aplaudido evangelista que promete a los creyentes nada más que paz y prosperidad.

Cuando Pablo fue llamado por Dios por primera vez para predicar se le habló de “grandes cosas” que sufriría por causa del Señor (Hechos 9:16). La respuesta de Pablo al sufrimiento fue de “resistir la pérdida de todas las cosas para ganar algunos para Cristo”. Escribió a los creyentes “a ustedes les es dado no sólo el creer, sino el sufrir por Él” (Filipenses 1:29).

Pablo no estuvo solo en el sufrimiento por el ministerio. Toda la iglesia sufría en tiempos del Nuevo Testamento (Hechos 8). Hebreos capítulo 11 registra las historias de las crueles persecuciones que algunos tuvieron que sufrir. Muchos de estos hombres y mujeres de fe fueron liberados por el poder de Dios. Las puertas de las prisiones fueron abiertas y ellos salieron. Fueron sentenciados a muerte en hornos calientes, pero salieron sin daño alguno de las llamas. Pero algunos de estos creyentes, que también son llamados hombres y mujeres “de fe” no recibieron tales liberaciones. Fueron puestos en prisiones, afligidos, atormentados, e incluso martirizados a causa de su testimonio del Evangelio (Hebreos 11:36-40). Nos centramos en la fe viviente, pero Dios también revela Su poder en la fe de los que mueren. Esta es una fe que se mantiene verdadera en los tiempos malos, no solamente en los buenos tiempos cuando poderosas liberaciones se manifiestan.

ACTIVIDAD SATÁNICA DIRECTA.

El sufrimiento también puede entrar en tu vida como resultado de la actividad satánica. Esto es evidente en la historia de Job. Este libro combate con la pregunta “¿por qué sufre el justo?”.
El testimonio de Dios de Job es que era un hombre justo (Job 1-2). Job no sufrió porque había pecado, como sus amigos señalaban. Ellos creían que si Job se arrepentía, sus circunstancias cambiarían. Estos amigos trataron de hacer una aplicación universal basada en la experiencia individual. Sería parecido decir que porque liberó a Pedro de la cárcel Él hará lo mismo por ti. Esto no es cierto. Muchos han sido martirizados en prisiones a pesar de su gran fe y vidas sin pecado.

Debemos ser cuidadosos cuando vemos el sufrimiento de los otros que NO los acusemos de pecado, falta de fe o incredulidad. La Biblia enseña que un hombre pecador cosecha amargura al sembrar en la corrupción de la carne (Gálatas 6:8). Pero sembrar y cosechar no puede ser usado para explicar el sufrimiento del inocente. Job no sufrió porque había hecho algo malo. Job era un hombre justo. Este era el testimonio de Dios, el testimonio de Job de sí mismo, y su reputación delante de los hombres. Detrás de las escenas en el mundo espiritual estaba la verdadera causa del sufrimiento de Job. Había una Batalla Espiritual que estaba sucediendo en el corazón, mente y fidelidad de Job.

Hay una guerra espiritual que está sucediendo en el mundo del espíritu sobre ti. Esa guerra se manifiesta en las circunstancias difíciles que experimentas en el mundo natural. Una verdad importante evidente en los sufrimientos de Job es que nada puede entrar en la vida de un creyente sin el conocimiento de Dios. Dios no provoca tu sufrimiento. Es inflingido por Satanás, pero sus límites son fijados por Dios. El poder de Dios es mayor que el de Satanás, y experimentarás la Victoria si continúas confiando en Él.

TU PROPIO PECADO.

La quinta manera en que el sufrimiento entra en tu vida es debido a tu propio pecado. Jonás es un ejemplo de tal sufrimiento. En desobediencia a Dios, Jonás tomó la dirección opuesta de Nínive – donde se le había mandado ir y predicar arrepentimiento. Experimentó una terrible tormenta en el mar y terminó en el estómago de un gran pez a causa de su propio pecado. Los problemas siempre deben ser tratados como un llamado a considerar tus caminos y examinar tu corazón delante de Dios. Puedes estar sufriendo a causa de tu propio pecado. La Biblia revela que Dios castiga a aquellos que están viviendo en desobediencia a Su Palabra. Castigar significa disciplinar, corregir, instruir:

“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11).

Dios usa el sufrimiento para corregirte y traerte de vuelta a Su voluntad para tu vida:
Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; pero ahora guardo tu palabra. Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos. Conozco, Yahvé, que tus juicios son justos y que conforme a tu fidelidad me afligiste” (Salmos 119:67,71,75).

LA ACTITUD CORRECTA HACIA EL SUFRIMIENTO.

La contrariedad no es necesariamente un signo de estar fuera de la voluntad de Dios. La Biblia declara que “muchas son las aflicciones del justo” (salmo 34:19). Cuando sufres inocentemente y no por causa de tu propio pecado, debes mantener una actitud apropiada hacia el sufrimiento. La verdadera prueba de tu espiritualidad es cómo respondes en el día de tribulación:

“Si flaqueas en día de adversidad, tu fuerza quedará reducida
(Proverbios 24:10).
La Biblia describe la actitud que deberías tener cuando sufres como creyente dentro de la voluntad de Dios. No debes estar avergonzado:
“Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (1 Pedro 4:16).

Debes encomendar tu alma (tu sufrimiento) a Dios, sabiendo que Él obra todas
Las cosas para tu bien:
“De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador y hagan el bien” (1Pedro 4:19).

Deberías estar feliz cuando sufres conforme a la voluntad de Dios:
“Ellos salieron de la presencia del Concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre” (Hechos 5:41).

Pablo dice:

“Gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración” (Romanos 12:12).

“... nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos
(1 Corintios 4:12).

“Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias” (2 Corintios 6:4)

Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios
(2 Timoteo 1:8).

“... a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones, porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos” (1 Tesalonicenses 3:3).

Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, cumple tu ministerio
(2 Timoteo 4:5).

No deberías pensar que es extraño que experimentes sufrimiento:
“Amados, no se sorprendan del fuego de la prueba que les ha sobrevenido, como
si alguna cosa extraña les aconteciera. Al contrario, gocense por cuanto son participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria se gocen con gran alegría” (1 Pedro 4:12-13).

Pablo resume la actitud apropiada hacia el sufrimiento cuando explica...

“Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día, pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”
(2 Corintios 4:16-18).
Pablo vio el sufrimiento como un siervo. Él dijo que “trabajaba para nosotros”.


BENEFICIOS DEL SUFRIMIENTO.

Existen muchos beneficios de sufrir conforme a la voluntad de Dios. Si entiendes esto, te ayudará a tratar con tu propio sufrimiento como también a ayudar a otros que son “bajas de la guerra”.

TU FE ES PROBADA.

Todo en el mundo espiritual está basado en la fe. Este es el por qué la fortaleza de tu fe debe ser probada:
Para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:7).

Es una prueba de la fe cuando oras como Jesús hizo, para que Dios pase la copa de amargura, y así y todo no pasa. En su lugar, eres forzado a beber a fondo de su sufrimiento. Pero la fe aprenderá que nuestras oraciones no quedan sin respuesta tan solamente porque no son respondidas en la manera que queremos.

ERES EQUIPADO PARA CONSOLAR A OTROS.

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:3-4).

Cuando compartes el consuelo de Dios con otros tú...
“Por eso, levanten las manos caídas y las rodillas paralizadas, y hagan sendas derechas para sus pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado” (Hebreos 12:12-13).

APRENDES A NO CONFIAR EN TI MISMO.

Pablo habló del propósito de sus sufrimientos en Asia:
Hermanos, no queremos que ignoren acerca de la tribulación que nos sobrevino en Asia, pues fuimos abrumados en gran manera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos” (2 Corintios 1:8-9).
Tú reconocerás que...
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros” (2 Corintios 4:7).

DESARROLLAS CUALIDADES ESPIRITUALES POSITIVAS.

“Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo
que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza” (Romanos 5:3-4).
“Pero el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayán padecido un poco de tiempo, él mismo los perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:10).
Estas cualidades te conforman a la imagen de Jesús, lo cual es el plan de Dios
para ti (Romanos 8:28-29; Hebreos 2:10, 18).

LAS OBRAS DE DIOS SON MANIFIESTAS.

Cuando los discípulos vieron un hombre que había estado ciego desde su nacimiento, preguntaron quién había sido responsable por esta condición. ¿Era el pecado de sus padres o del hombre mismo? Jesús respondió:

Respondió Jesús: —No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Juan 9:3).


EL PODER DE DIOS ES PERFECCIONADO.

Y me ha dicho: Que te baste mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9).

LO QUE ES INESTABLE ES REMOVIDO.

El sufrimiento provoca que todo lo que es inestable es removido de tu vida. Dejas de depender de las personas, programas o cosas materiales, las cuales todas fallan en tu tiempo de necesidad. Dios permite esto...
“Su voz conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido diciendo: Una vez más conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Una vez más, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles” (Hebreos 12:26-27).
Durante las tormentas de la vida, todo lo que no es edificado en Dios y Su Palabra se desmorona (salmos 119:89 y Mateo 7:24-27).

TU PUNTO DE ATENCIÓN ES CAMBIADO.

Cuando experimentas sufrimiento con frecuencia centras tu atención en la causa y el efecto. Estás preocupado con las cosas que causan las circunstancias difíciles y el terrible efecto que están teniendo en tu vida. Dios quiere cambiar tu centro de atención del intento de comprender la situación temporal a reconocer los beneficios de lo eterno:
“Pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:17-18).

“Si sufrimos, también reinaremos con él...” (2 Timoteo 2:12).

Amados, no se sorprendan del fuego de la prueba que les ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña les aconteciera. Al contrario, gocense por cuanto son participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria se gocen con gran alegría” (1 Pedro 4:12-13).

LA VIEJA NATURALEZA ES CAMBIADA.

Dios dijo de la nación de Moab:
“Tranquilo estuvo Moab desde su juventud; sobre sus sedimentos ha estado reposado; no fue vaciado de vasija en vasija ni nunca estuvo en cautiverio.
Por eso conservó su propio sabor y no ha perdido su aroma” (Jeremías 48:11).
Porque Moab no había experimentado los infortunios derramándose y el meneo similar a aquél necesario para hacer buen vino, la nación no cambiaba.
Moab estaba tranquila y establecida en prosperidad, y a causa de esto no se había desarrollado ni madurado espiritualmente de manera apropiada.
Por lo tanto, no había cambio. Su “propia fragancia” permaneció en ella.
El sufrimiento quita de ti la vieja naturaleza. En la medida que eres removido, pasas por problemas, eres derramado, tu fragancia espiritual cambia de carnal
a espiritual.

ERES PREPARADO PARA EL MINISTERIO.

Has pedido ser usado por Dios. Deseas ser más como Jesús y oraste por ser una vasija escogida para Su uso. La respuesta a tu pedido puede venir mediante el sufrimiento:
“Te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción”
(Isaías 48:10).
Es mediante la aflicción que te mueves más allá del llamado como un hijo de Dios hasta convertirte en escogido de Dios. La aflicción conforme a la voluntad de Dios te refina para Su uso tal como los metales son refinados en un horno en el mundo natural. Dios te prepara verdaderamente para batallar contra el enemigo mediante el sufrimiento!

ERES PREPARADO PARA REINAR CON CRISTO.

“Si sufrimos, también reinaremos con él...” (2 Timoteo 2:12).

RECIBES BENDICIONES ESPIRITUALES.

Jesús dijo: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis
cuando por mi causa los insulten, los persigan y digan toda clase de mal contra ustedes, mintiendo. Gócense y alégrense, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes de ustedes” (Mateo 5:10-12).

APRENDES OBEDIENCIA.

“Y, aunque era Hijo, a través del sufrimiento aprendió lo que es la obediencia” (Hebreos 5:8).

TE VUELVES HUMILDE.

“Que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes venenosas y de escorpiones; que en una tierra de sed y sin agua te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para al fin hacerte bien” (Deuteronomio 8:15-16).

ERES AUMENTADO ESPIRITUALMENTE.

Esto significa que creces espiritualmente:
“¡Respóndeme cuando clamo, Dios, justicia mía! Cuando estaba en angustia, tú me diste alivio. Ten misericordia de mí y oye mi oración” (Salmos 4:1).

CONOCES A DIOS ÍNTIMAMENTE.

Vienes a conocer a Dios sobre una base más íntima mediante el sufrimiento. Job, que sufrió mucho, aprendió esta verdad y dijo:
“De oídas te conocía, mas ahora mis ojos te ven. Por eso me aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5-6).
Algunos de nosotros conocemos a Dios de segunda mano. Cuando estás experimentando las bendiciones de la vida, Dios es con frecuencia un lujo en lugar de una necesidad. Pero cuando tienes una necesidad real, Dios se vuelve una necesidad. Job vino a conocer a Dios más íntimamente mediante el sufrimiento. Antes que sufriera, Job conocía a Dios mediante la teología.
Después, él lo conocía por la experiencia.

Pablo expresó un deseo semejante cuando dijo:
Quiero conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar de sus padecimientos hasta llegar a ser semejante a él en su muerte”
(Filipenses 3:10).

Sólo puedes venir al conocimiento de Dios en el poder de la resurrección mediante el íntimo compañerismo con el sufrimiento.
A lo largo de todo su sufrimiento, Job preguntó a Dios sobre la causa de los mismos. No es erróneo preguntarle a Dios. Jesús conocía que el propósito por el cual Él había venido al mundo era para morir por los pecados de la humanidad.
No obstante, en Su hora de sufrimiento clamó
Dios mío, Dios mío, ¿POR QUÉ me has abandonado?”. Es lo que sigue al cuestionamiento lo que es importante. Las siguientes palabras de Jesús fueron, “en tus manos encomiendo mi espíritu”.

Más allá de las preguntas, la respuesta de Job fue...
“Aunque él me mate, en él esperaré...” (Job 13:15).

“Pero yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo, y que después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios” (Job 19:25-26).
Después que todo el cuestionamiento está terminado, el énfasis debe cambiar de “yo” a “Tú”. Debes encomendar tus sufrimientos, con todas las preguntas no respondidas, en las manos de Dios.

Confía en Dios con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia Prudencia” (Proverbios 3:5).
Dios puede revelar algunos de los propósitos de tu sufrimiento, pero es posible que nunca lo entiendas plenamente:
“Gloria de Dios es encubrir un asunto...” (Proverbios 25:2).
Las cosas secretas pertenecen a nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros...” (Deuteronomio 29:29).

Existen algunas cosas secretas que pertenecen solamente al Señor. Como Job, puede que nunca entiendas todos los propósitos de tu sufrimiento:
“De Dios son los pasos del hombre, cómo, pues, entenderá el hombre su camino?” (Proverbios 20:24). Cuando Dios finalmente habló con Job, usó muchos ejemplos de la naturaleza que Job no pudo explicar. Dios remarcó que si Job no podía entender lo que veía en el mundo natural, ciertamente no podría entender lo que él no podía ver en el mundo espiritual.

Cuando Job enfrenta a Dios, ya no es importante que él no consiga una respuesta a sus preguntas sobre el sufrimiento. Él está en la presencia directa de Dios, y esa experiencia no deja lugar para nada más. No es más controlado ni atormentado por los razonamientos humanos. Reemplaza las preguntas, no con respuestas, sino con fe.
Cuando llegas a conocer a Dios íntimamente mediante el sufrimiento, te ves a ti mismo como realmente eres. No conoces más a Dios de segunda mano. El encuentro cara-acara con Dios hace lo que los argumentos y discusiones no pueden.
Cuando Job estuvo delante de Dios, no tenía nuevas respuestas. No se le dieron nuevos hechos sobre su sufrimiento. Pero reemplazó las preguntas con FE.
Job había estado en la presencia directa de Dios, y esa experiencia no dejó lugar para las preguntas o dudas.


LAS TORMENTAS DE LA VIDA

El sufrimiento es algunas veces comparado con una tormenta natural. Cuando sufres, experimentas una tormenta espiritualmente hablando. Esta “tormenta” puede afectarte espiritualmente, mentalmente, física, material, o emocionalmente. La Biblia nos habla de una tormenta que experimentaron los discípulos de Jesús. Lee la historia en tu Biblia en Marcos 4:35-41.
Jesús les dijo a los discípulos que se trasladaran al otro lado y Él se unió a ellos en el bote. La tormenta fue un ataque de Satanás que estaba tratando de evitarles que alcanzaran la costa debido a las obras milagrosas que estaban por ser hechas en Gadara (ver Marcos capítulo 5).
Inmediatamente Jesús tomó autoridad sobre la tormenta. Reprendió a los poderes del enemigo. La calma volvió al mar y continuaron su jornada sin estorbos. Las dificultades de la vida pueden ser comparadas con las tormentas naturales. Una “tormenta” de Satanás es cualquier cosa que trata de evitarte el cumplir con la voluntad de Dios en tu vida y ser un efectivo soldado cristiano.
No es sufrimiento resultante de tu propia desobediencia. Ni es este tipo de sufrimiento “conforme la voluntad de Dios”. Dios no quiere que nada estorbe Su plan para ti y tu victoria en la guerra espiritual! Cuando experimentas una tormenta causada por Satanás, ejercita la autoridad sobre el enemigo.
Jesús te ha dado el poder sobre cada poder de Satanás.

Hay otros dos relatos de tormentas naturales registradas en la Biblia las cuales ilustran las tormentas resultantes de la disciplina por el pecado y las tormentas que ocurren “conforme la voluntad de Dios”.
Lee la historia de Jonás y la tormenta en Jonás capítulo 1.
Lee la historia de Pablo y la tormenta en Hechos 27.
Luego estudia el siguiente cuadro:

Jonás // Pablo
Jonás se puso a sí mismo en la tormenta.
Pablo estuvo en la tormenta sin mediar falta de su parte.
Jonás fue la causa de la tormenta. Pablo fue el remedio de la tormenta.
Jonas durmió durante la tormenta. Pablo Oró y ayunó en la tormenta.
La bendición de Dios no estuvo con Jonás.

La Bendición de Dios estuvo con Pablo.
La tripulación estaba temerosa. Se le dijo a la tripulación que estuvieran
de buen ánimo. Para ser salvados: Jonás tuvo que ser tirado fuera.
Para ser salvados: todos debían permanecer en el barco.
Existen diferencias entre pasar por una tormenta de la vida dentro de la voluntad de Dios y experimentar una tormenta fuera de la voluntad de Dios. Cuando pasas por una tormenta fuera de la voluntad de Dios, es una situación que tú has creado. Por ejemplo, un creyente que se casa con una persona no salva experimentará problemas debido a que han violado un principio bíblica. Eres causante de la tormenta que resulta de la desobediencia. Has violado la voluntad de Dios y Sus mandamientos. Con frecuencia no estás precavido de la seriedad de tu situación. Duermes espiritualmente mientras la tormenta crece en furia alrededor de ti.
En una tormenta causada por tu propio pecado, estás temeroso y aquellos a tu alrededor se vuelven temerosos también. La tormenta no es un ataque de Satanás. Es disciplina de parte de Dios. Puedes confesar promesas de poder sobre el enemigo pero no cambiará la situación. Cuando reconoces una “tormenta” de sufrimiento como resultante del pecado, existe sólo un remedio: pedir el perdón de parte de Dios!
Pero cuando sufres conforme a la voluntad de Dios, la situación es diferente. Sufres sin mediar culpa o pecado de tu parte. Puedes ser un remedio a los problemas alrededor de ti en lugar de la causa. Como Pablo, puedes asumir liderazgo espiritual porque la bendición de Dios está sobre ti. Puedes traer aliento a otros porque eres una solución a la tormenta en lugar de la causa. No debes saltar del barco o huir del problema. Debes permanecer en el “barco” de este tipo de sufrimiento porque es la voluntad de Dios.

EL SOLDADO SUFRIENTE

Cuando sufres de acuerdo a la voluntad de Dios, debes darte cuenta que no estás solo. Muchos otros en el ejército de Dios están experimentando batallas similares: “Resistidlo firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en sus hermanos en todo el mundo” (1 Pedro 5:9). Las “tormentas” de la vida son inevitables e incontrolables, como es ilustrado en la parábola de las dos casas en Mateo 7:24-27. Las tormentas vendrán a aquellos que han edificado sus vidas sobre la Palabra de Dios como también sobre aquellos que no.
El fundamento de la vida del hombre es lo que determinará el resultado de la tormenta. El sufrimiento debe esperarse como parte de la voluntad de Dios:
Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12).

“A ustedes les es concedido a causa de Cristo, no solo que crean en El, sino también que padezcan por El” (Filipenses 1:29).
“...para que sean tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecen” (2 Tesalonicenses 1:5).

“Cuando estábamos con ustedes les predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones; y así sucedió, como bien saben” (1 Tesalonicenses 3:4).

“Entonces los entregarán a tribulación, los matarán y seréis odiados por todos por causa de mi nombre” (Mateo 24:9).

“Pero antes de todas estas cosas les echarán mano, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y serán llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre” (Lucas 21:12).

“Recuerden la palabra que Yo les di: El siervo no es mayor que su Señor. Si a Mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la de ustedes” (Juan 15:20).

Ahora, esto no significa que te haces sufrir a ti mismo creyendo que ello agradará a Dios. Dios nunca se complace cuando la gente sufre. Hacerte sufrir voluntariamente por tu propia cuenta (un acto llamado ascetismo) es un pecado. Muchas personas tratan de hacer esto para apaciguar la ira de Dios y/o hacerse aparecer santos o religiosos delante de los hombres. Pero Dios es sólo apaciguado por la sangre de Cristo Jesús. Dios, sin embargo, toma en cuenta la tragedia del sufrimiento cuando toca tu vida y la redime para bien.

Parte del plan en el establecimiento de iglesias era enseñar a los creyentes que experimentarían sufrimiento. Esto se ha perdido en varias iglesias hoy:
“Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que permanecieran en la fe y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22).

El llamado de Jesús a sus seguidores es uno de renuncia y sufrimiento:
Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”
(Mateo 10:38).

Y decía a todos: —Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lucas 9:23).

La guerra espiritual no es una sucesión de grandes victorias y celebraciones de alabanza. Como un soldado en el ejército de Dios, estás llamado a resistir el sufrimiento:
Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”
(2 Timoteo 2:3).
Uno de los principios de la guerra natural también se aplica al reino espiritual:
“No dejes de pelear tan sólo porque estás herido!”.

EXAMEN DE TU SITUACION:

1. ¿Estás sufriendo actualmente? ¿Cómo? Revisa las cinco razones para el sufrimiento dadas en este capítulo.

! Otros alrededor de ti.
! Circunstancias de la vida.
! Tu ministerio.
! Actividad satánica directa.
! Tu propio pecado.

¿Cuál(es) razón(es) pueden estar detrás de tu sufrimiento presente? Si descubres que tu sufrimiento es debido a tu propio pecado, necesitas arrepentirte. Si tu sufrimiento es causado por otros, debido a tu ministerio, mediante las circunstancias de la vida, o por ataque satánico directo, ¿cuáles pueden ser los propósitos que Dios tiene al permitir esto?

Revisa los beneficios de “sufrir conforme a la voluntad de Dios”
Identifica los que sientes que Dios está tratando de lograr en tu vida,
luego empieza a cooperar con el proceso.

! Tu fe es probada.
! Eres equipado para consolar a otros.
! Aprendes a no confiar en ti mismo.
! Desarrollas cualidades espirituales positivas.
! Las obras de Dios son manifiestas.
! El poder de Dios es perfeccionado.
! Lo que es inestable es removido.
! Tu foco de atención es cambiado.
! La vieja naturaleza es cambiada.
! Eres preparado para el ministerio.
! Eres preparado para reinar con Cristo.
! Recibes bendiciones espirituales.
! Aprendes obediencia.
! La Palabra de Dios es probada dentro de ti.
! Eres hecho humilde.
! Eres ampliado espiritualmente.
! Conoces a Dios íntimamente.

En la guerra natural, los soldados se ayudan unos a otros en la batalla.
Cuando un soldado está bajo ataque, otros vienen a ayudarle. Disparan sus armas contra el enemigo para proveer de cobertura para él de tal manera que pueda correr hasta un lugar seguro. ¿Conoces de algún guerrero herido, una baja de la guerra para quien puedes proveer semejante cobertura espiritual?
Puedes ayudar a alguien en su batalla con el enemigo orando por ellos y animándoles?

Estudia más sobre el sufrimiento en 1 Pedro. Este libro se centra en la materia del sufrimiento.

Estudia las siguientes referencias sobre el sufrimiento:

Sufrimiento: 1 Timoteo 2:3.

Tribulación: Hechos 14:20; Romanos 5:3; 12:12; 1 Tesalonicenses 3:4; 2 Tesalonicenses 1:4.

Persecución: Mateo 5:10-12, 44; 13:21; Marcos 4:17; Lucas 11:49; 21:12; Juan 15:20; 1 Corintios 4:12; 2 Corintios 4:9 Hechos 8:1; 11:19; 13:50; 1 Timoteo 3:12; Romanos 8:35; Gálatas 6:12.

Sufrimiento: 1 Pedro 5:10; Filipenses 1:29; 3:8; 4:12; 2 Corintios 1:6; 1 Timoteo 2:12; 3:12; Gálatas 5:11; 6:12; Hechos 9:16; I Tesalonicenses
3:4; 2 Tesalonicenses 1:5.

Aflicción: Salmos 34:19; 119:67, 71,75; Mateo 24:9; Hechos 20:23; 2
Corintios 2:4; 4:17; 6:4; 1 Tesalonicenses 3:3; 2 Timoteo 1:8; 3:11; 4:5; 2
Corintios 1:6; Santiago 5:10; Hebreos 10:32-33.

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